Dos buenos amigos fueron los padres de las fuerzas blindadas norteamericanas, uno más joven no logró participar en la Gran Guerra, como si lo hizo el más viejo al frente del primer cuerpo blindado norteamericano.
El más joven condecorando al mayor
Ambos desarrollaron las tácticas blindadas del ejército estadounidense y ambos tendrían papeles destacadísimos en la guerra que se avecinaba. «Desde el principio nos caímos muy bien», escribió uno del otro. «Ambos éramos estudiantes de la doctrina militar de aquel tiempo. Pare de la pasión que compartíamos era nuestra creencia en los carros de combate, una pasión de la que otros se mofaban en aquellos tiempos».