Les llamaban carreteras y como tales venían reflejadas en los mapas alemanes de operaciones de Barbarroja en 1941. La sorpresa fue mayúscula.
Durante el verano las densas nubes de polvo, sumadas a la precariedad logística alemana, sobre todo de lubricante, dispararon las tasas de averías de vehículos alemanes. Con las primeras lluvias a comienzos de septiembre, aquellos caminos se convirtieron en lodazales inmensos e intransitables. Su efecto fue devastador para la blitzkrieg alemana. Era la Rasputitsa o la estación del barro, de la que hacemos un album fotográfico para nuestra sección de imágenes.