La persecución y hundimiento del Bismarck es uno de los acontecimientos dentro de la batalla del Atlántico más difundido, sin que en su momento se prefijara que este marcaría dos estados de la guerra naval futura a corto plazo; por un lado el canto del cisne del encuentro tradicional de grandes unidades navales.
La batalla del Estrecho de Dinamarca supuso para la Kriegsmarine de 1941 el cenit del éxito, como la de Jutlandia del 31 de mayo de 1916 lo fue para la marina alemana de su época. La actuación de los Fairey Swordfish, aviones de diseño anticuado de estructura básicamente metálica y entelados ha pasado, en el recuerdo de la historia, como el elemento esencial para la caza y destrucción del acorazado alemán el 27 de mayo y ¡cómo no! otra señal emergente del portaviones, sustituto de los grandes mastodontes de acero.