La guerra civil entre Julio César y los optimates liderados por Pompeyo fue un conflicto decisivo que marcó el fin de la República romana. Hispania desempeñó un papel crucial en esta contienda, ya que se convirtió en el último bastión de la resistencia pompeyana tras la muerte de Pompeyo en Egipto. Sus hijos, Cneo y Sexto Pompeyo, intentaron reorganizar las fuerzas republicanas en la península ibérica, lo que llevó a la última gran campaña militar de César antes de su consolidación como dictador.
La guerra civil había comenzado en el 49 a.C., cuando César cruzó el Rubicón, desafiando la autoridad del Senado y de Pompeyo. Mientras Pompeyo y sus seguidores se retiraban hacia Grecia, César se dirigió a Hispania, donde los pompeyanos aún controlaban importantes legiones. En la campaña de Ilerda, César logró someter a los ejércitos de Afranio y Petreyo, asegurando temporalmente la península antes de enfrentarse a Pompeyo en Farsalia.
Sin embargo, tras la derrota y muerte de Pompeyo, sus hijos Cneo y Sexto reorganizaron la resistencia en Hispania. Cneo Pompeyo en particular, con el apoyo de los lugartenientes pompeyanos como Tito Labieno, consiguió reunir un ejército considerable de veteranos y reclutas hispanos. Su objetivo era restaurar la oligarquía senatorial y acabar con la dictadura creciente de César, cuya autoridad cada vez se tornaba más autocrática.
En el 46 a.C., tras su victoria en África contra los pompeyanos en la batalla de Tapso, César dirigió su atención a Hispania. La campaña culminó en la batalla de Munda (45 a.C.), en la que César enfrentó a un numeroso ejército pompeyano. Fue una batalla muy reñida, en la que las fuerzas cesarianas sufrieron un elevado número de bajas. Pero gracias a la disciplina de sus veteranos y a su propio liderazgo, César logró una victoria decisiva.
Uno de los fuertes de este número es el análisis del lugar exacto donde se libró la batalla de Munda, que sigue siendo objeto de debate entre los historiadores. Fuentes antiguas, como Apiano y Dion Casio, mencionan que la batalla tuvo lugar en un terreno elevado de la Bética, pero no ofrecen una localización precisa. También se habla de la zona de Monda, en la provincia de Málaga, pero investigaciones más recientes sugieren que el campo de batalla podría haber estado en la campiña de Osuna (Sevilla), donde se han hallado restos arqueológicos y glandes de plomo que coinciden con los de la época. Algunos estudios también han propuesto otras ubicaciones en la provincia de Córdoba, como Montilla o La Lantejuela. La falta de pruebas concluyentes sigue manteniendo abierta la discusión sobre el emplazamiento exacto de la última gran batalla de la guerra civil entre César y los pompeyanos.
La campaña de César en Hispania marcó así el último gran esfuerzo de los republicanos por restaurar el viejo orden senatorial. Sin embargo, la guerra civil no solo destruyó la oligarquía republicana, sino que allanó el camino para la instauración del Imperio con el ascenso de Octavio Augusto.
César en Hispania. La batalla de Munda. Desperta Ferro Antigua y Medieval