EL SEGUNDO DIA
El 2 de julio amaneció lleno de promesas. Ambos ejércitos se estaban reforzando y, a pesar de que ya para entonces, como sucedería en 1914, el ataque era mucho más mortífero que la defensa -y a pesar de que el mismo había ordenado a sus subordinados no provocar un enfrentamiento general- Lee decidió que allí estaban y que allí combatirían. Decidió pues atacar, lanzando una pinza contra cada flanco del ejército federal.
Por un lado, encomendó al Cuerpo de Ejército del General Richard Ewell, que había llegado desde el norte, que atacara tanto en Cemetery Hill, donde esperaban las tropas de Howard, como en Culp´s Hill, punto de anclaje del ala derecha federal. Mientras tanto, en el extremo opuesto del campo de batalla, el Cuerpo de Ejército del General James Longstreet, el “viejo caballo de batalla” de Lee, debía asaltar los “round tops” y el extremo sur de Cemetery Ridge (no confundir la cresta con la colina).
La clave de la jornada estuvo en los retrasos. ¿Qué hubiera pasado si Ewell hubiera sido un poco más diligente y no hubiera esperado al final del día para atacar? Seguramente, que la descoordinación hubiera sido mayor de la que fue, porque, camino a su objetivo, el Cuerpo de Longstreet se perdió. Un reconocimiento efectuado a primera hora de la mañana había permitido descubrir que Little Round Top no estaba ocupada por los federales. Esta pedregosa altura era la clave de bóveda de toda el ala izquierda de la posición federal y su captura, junto con la eventual toma de Culp´s Hill, podía suponer un suceso increíble: el cerco casi completo del Ejército del Potomac y, sobre todo, su práctica aniquilación. Era lo que Lee, y todo el sur, esperaban conseguir.
Sin embargo no iba a ser así. Camino al punto de partida de su ataque las tropas de Longstreet tomaron un camino erróneo, que les hizo perder toda la mañana, de modo que su avance no empezó hasta la tarde. Para entonces, los federales se habían dado cuenta de la situación y habían ocupado la falda de la colina.
Por otro lado, los unionistas también habían cometido sus propios errores. El Comandante en Jefe del III Cuerpo del Ejército del Potomac era el General Dan Sickles, uno de esos hombres que lo saben todo mejor que nadie y que son poco inclinados a seguir órdenes de otros, por precisas que estas sean. Este, en vez de desplegar sus tropas a lo largo de Cemetery Ridge decidió que había una posición mejor para su artillería más hacia el oeste, sobre la carretera de Emmitsburg, sin darse cuenta de que allí sus unidades formaban un grueso saliente que las hacía vulnerables a un ataque desde el norte, el oeste y el sur.
Dicho saliente fue brutalmente asaltado, nada más empezar la tarde, por las divisiones de Mclaws y Hood, ambas del Cuerpo de Ejército de Longstreet, dando inicio a una lucha durísima en la que el III Cuerpo federal acabaría por derrumbarse, y en la que la posición unionista en Cemetery Ridge se salvaría gracias a la oportunísima llegada del V Cuerpo del General Sykes (no confundir con Sickles) y de otras tropas de refuerzo. Lugares como el Peach Orchard (el huerto de perales, sic.) Devils Den (la guarida del diablo) o Little Round Top (la pequeña cima redondeada) pasaron a la historia; especialmente esta última, donde el 20º Regimiento de Maine, de la Brigada de Vincent (V Cuerpo), se encontró, siendo el extremo izquierdo del extremo izquierdo federal, bajo los furiosos ataques de la brigada confederada de Evander Law (de la división de Hood).
Aquella fue una lucha de voluntades, el que más aguantara se llevaría la victoria, la jornada sería suya… aguantaron los de Maine, que ya sin municiones, lanzaron la carga a la bayoneta que desbarató el asalto confederado. Al final del día también las demás tropas de Longstreet cedieron en su ofensiva. El III Cuerpo federal estaba destrozado, y el V no estaba en muy buen estado tampoco, pero, gracias también a la llegada de más tropas de refuerzo, enviadas por el XII Cuerpo, habían aguantado.
Mientras tanto, casi en la oscuridad, el cuerpo de Ewell atacó por fin el extremo derecho de la línea federal. Con la división de Jubal Early por la derecha, contra Cemetery Hill, y la de Johnson por la izquierda, subiendo desde el río las empinadas cuestas de Culp´s Hill. Ya hemos visto que el XI Cuerpo, mandado por Howard, tenía mala fama. Sin embargo, aunque no sin la ayuda de refuerzos, consiguió resistir a los ataques confederados, conservando una posición clave cuya conquista por el enemigo hubiera supuesto el predecible derrumbe de todo el frente desplegado sobre Cemetery Ridge.
En Culp´s Hill, mientras tanto, las cosas se pusieron aún más difíciles para los unionistas, porque el XII Cuerpo del General Slocum había enviado parte de sus fuerzas a contener el ataque de Longstreet en el extremo opuesto del campo de batalla, y parte de sus posiciones defensivas estaban desocupadas. La lucha en este sector iba a continuar hasta las 22:00, hora en la que la noche detuvo la, tal vez, inminente victoria confederada.
Pero ahora vamos a dirigir la mirada hacia retaguardia, hacia el cuartel general de Lee, escenario del final de un drama que fue determinante a la hora de explicar lo sucedido hasta entonces: ha llegado la caballería. Esta historia había empezado mucho antes de la batalla, cuando Lee había iniciado su marcha hacia el norte y su ejército se hallaba estirado a lo largo de todo el valle del Shenandoah. En ese momento, Stuart había recibido órdenes de avanzar en paralelo con el ejército, haciendo pantalla y buscando las posiciones federales; es decir: descubrir al enemigo y evitar que el enemigo los descubriera.
Sin embargo Stuart, un brillante “Murat”, sin duda, había interpretado estas órdenes a su manera, y en vez de circular cerca del ejército al que debía cubrir, había dejado dos brigadas de tropas territoriales poco entrenadas para encargarse de la misión mientras el daba la vuelta a la retaguardia federal y pasaba entre esta y Washington. Era una repetición del magnífico y desmoralizante (para los unionistas) éxito logrado en 1862, antes de la campaña de los siete días; y, a título personal, era también un bálsamo sobre las heridas causadas a su orgullo por el ataque sorpresa que la caballería del General Pleasonton había lanzado sobre sus fuerzas en Brandy Station pocos días antes.
Sin embargo, aquella gloria y aquel bálsamo habían dejado ciego a Lee, y habían sido la causa de esta batalla no deseada. Qué duda cabe que, de haber sabido que el Ejército del Potomac se hallaba tan cerca, el viejo general confederado nunca habría permitido que sus hombres se aventuraran hacia el este “siempre que no provocaran una batalla”, sino que los habría mantenido bien controlados; y qué duda cabe también de que de no haber sabido el Ejército del Potomac que el ejército confederado aún no estaba concentrado, nunca habría abandonado su posición de cobertura para aventurarse hasta Gettysburg.
Viene de Gettysburg, 150 Aniversario (I/3)
Sigue en Gettysburg, 150 Aniversario (III/3)
¿Y la serie sobre los errores de esta batalla? ¿ya terminó?
Seguramente hubiera muchos más que comentar, pero en principio la serie quedó finiquitada, que yo recuerde.
No obstante, si hay algún tema concreto que te interese coméntanoslo y hacemos una entrada.
(alaaa, así, a pecho descubierto)
Pues acepto la invitación. jajajaja ¿Qué hay de la participación de Custer en la batalla? El último día y por fin con la Jeb Stuart en el campo, Lee le ordenó desbordar la posición nordista y atacar la retaguardia. Pero en el camino se encontró con Custer que se lo impidió. En las películas se dice que Custer ese día desovedeción las órdenes recibidas. ¿Es eso cierto? ¿Qué hubiera pasado si al mismo tiempo de la carga de Pikett, Jeb aparece por la retaguardia?
No fue con Custer con quien se encontró, exactamente, sino con la división de Caballería de Gregg, a la que se había añadido, temporalmente, la brigada de Custer.
Según lo cuenta Coddington, en «The Gettysburg Campaign, a Study in Command», la brigada de Custer, que pertenecía a la división de Kilpatrick, había recibido órdenes de desplazarse desde el extremo derecho de la línea federal, donde se encontraba, al izquierdo, donde se encontraba Kilpatrick, que tenía, a su vez, órdenes de Pleasonton, Comandante en Jefe del Cuerpo de Caballería de la Unión, de atacar el flanco derecho confederado (CE de Longstreet).
Sin embargo, ante la presencia de Stuart, Custer sugirió a Gregg que se quedaría, desobedeciendo a Kilpatrick, si este le ordenaba que se quedara; cosa que Gregg hizo. Así, la desobediencia de Custer fue relativa.
Con respecto a la aparición de Stuart en la retaguardia federal, lo cierto es que por aquel entonces la caballería no tenía entidad suficiente (en ninguno de los dos bandos, ni en la teoría) como para inquietar severamente a una fuerza importante de infantería. La misión de la caballería era, sobre todo, la exploración y la contraexploración; y además el ataque a las líneas logísticas y a los grupos dispersos de fuerzas enemigas.
Probablemente esa era la misión de Stuart, inquietar a los federales. Un ejemplo claro de lo que la caballería podía hacer contra la infantería lo tenemos precisamente en el ataque finalmente lanzado por Kilpatrick, con su única brigada, contra las fuerzas de Longstreet (Divisiones de Hood, comandada por Law, y McLaws). este ataque fracasó.
Un saludo.
El uso de la caballería en la guerra de Secesión da también para mucho. Los analistas europeos alucinaban con su forma de luchar a tiros y más tiros y nada de usar los sables. Ya el primer día de la batalla la caballería nordista combatió «siempre» a pie.
«Siempre», como dices, aunque sea una palabra un tanto larga. Pero aunque haya algunas acciones a caballo, y en muchas ocasiones siguieran llevando sables, la táctica de caballería de la época trataba a los jinetes más como a Dragones que como a verdadera caballería al estilo europeo. Claro que el ejemplo de Balaclava era muy reciente…
Un saludo.
Pues en la guerra francoprusiana si hubo cargas tradicionales, y alguna incluso contra artillería, llegando a ser exitosas.
Si, claro que hubo cargas. También las hubo en la Primera Guerra Mundial, y en la segunda, e incluso en Afganistán, no hace mucho. Y algunas de ellas salieron bien.
Sin embargo esto no significa que las tácticas de caballería pretendieran que este fuera su uso.
De hecho, desde cierto enfoque podemos definir la guerra como la oposición entre maniobra y potencia de fuego. Si la caballería era, principalmente, un elemento de maniobra, desde Crimea (por no retrotraerlo a las guerras napoleónicas) la potencia de fuego fue ganando importancia, en detrimento de la maniobra, y en consecuencia, el valor de la caballería fue descendiendo. De hecho, ya en 1863, casi toda la caballería federal fue equipada con carabinas de repetición, precisamente para hacer que ganara potencia de fuego, cambiando su función.
Un saludo.