Comenzamos hoy una serie sobre los aspectos más desconocidos de las tradiciones de los pilotos japoneses del viento divino, así como de sus tácticas de combate y de las causas que los llevaron a actuar de esa manera.
El teniente de la Armada Imperial Kentaro Mitsushashi saluda mientras recibe las órdenes para efectuar su misión Ohka el 21 de marzo de 1945. El saquito de seda que lleva las cenizas del capitán de corbeta Tsutomu Kariya cuelga de su cuello.
Los pilotos kamikaze, antes de despegar, participaban en una serie de rituales y ceremonias, observadas para obtener el éxito en sus misiones y para tener la oportunidad de expresar sus sentiemientos a los familiares y amigos que dejaban atrás. Éstos rituales incluían la vestimenta de varias prendas de ropa y adorno, algunas de los cuales permitían al piloto kamikaze portar recuerdos de sus seres queridos en el momento de su muerte. Entre estos estaba la cinta (hachimaki), el cinturón de las mil puntadas (sen-nin-bari), y los muñecos mascota (masukotto ningyo).
La mayoría de los pilotos kamikaze portaban espadas con ellos, algunas veces eran herencia de familia y otras, les eran entregadas por los jefes de su unidad. En algunos casos se llevaban también otros objetos en el avión que eran de algún modo únicos. Por ejemplo, las cenizas del oficial Tsutomu Kairya, que había muerto durante los entrenamientos, fueron puestas en una bolsita de seda y llevdas por el teniente Kentaro Mtsushashi en su misión Oka del 21 de marzo de 1945.
Bomba tripulada Ohka
MUERTE ANTES QUE DESHONOR
Hubo varios factores que influyeron en los militares japoneses y los hicieron capaces de llevar a cabo por si mismos el postrer ataque. Estos eran:u
1. Tradición y valores,
2. Sentido de la obediencia al superior, y
3. presión del grupo.
A lo largo de la historia de Japón, la clase samurai ha tenido una gran influencia. Aunque la estructura tradicional de clases había sido abolida durante la restauración Meiji, el ethos del samurai sobrevivió y perduró en el nuevo ejército. La educación en la época de preguerra incluía ejercicios militares y la práctica de artes marciales. Los valores de los japoneses en el siglo XX se imbuyeron con las ideas arcaicas que ponían al emperador y al estado en primer lugar, sometiendo la voluntad individual al consenso del grupo.
Sesión de entrenamiento
Cuando se les solicitaba presentarse voluntarios para una misión kamikaze, era virtualmente imposible para un piloto individual ir contra lo que él percibía como la aprobación de la misión por parte del grupo. Para el militar japonés cuestionar o desobedecer la autoridad de un superior era impensable. Durante toda la instrucción militar básica, los japoneses habían sido sometidos a castigos por la más mínima infracción de las reglas.
Ceremonia de partida de un grupo Kaiten
Se les había enseñado una y otra vez que las órdenes deben ser obedecidas sin cuestionarlas. Los japoneses, como individuos buscaban la aprobación de sus grupos mucho más que aquellos individuos que viven en la cultura occidental. La conformidad se valoraba por encima del individualismo, y el que sobresalía del grupo era inmediatamente puesto en su sitio. No era aceptable ir contra las creencias o valores del grupo. Como resultado, los pilotos, marinos e infantes japoneses aceptaban la idea de que sus vidas pertenecían a un poder ajeno a ellos mismos que era libre de disponer de ellas cuando lo estimara conveniente.
Sigue en Rituales y Tradiciones Kamikaze (II) – El Hachimaki, el Sennin-bari y otras prendas
La disciplina en el ejército Imperial Japonés no era tan estricta. A veces las órdenes eran o bien desovedecidas o reinterpretadas. Siempre alegando ordenes superiores. El puenteamiento era bastante habitual. Y con malas consecuencias.
Ejemplo de ello fue la «marcha de la muerte» de los prisioneros yankees en Filipinas. El general japonés al mando dio orden de tratar de forma humanitaria a los prisioneros. Pero cierto coronel venido de Tokyo estuvo desautorizando le alegando que traía otras órdenes del Emperador.
Otro caso fue el de la defensa de Manila. El general al mando de la defensa de las islas ordenó la evacuación de la ciudad al considerarla indefendible y para ahorrar vidas civiles. Pero la Armada Imperial no se consideró concernida por la orden. Manila fue defendida, aunque sin mucho éxito y la matanza de civiles fue terrible. Por cierto que los remanentes de la colonia española fueron masacrados. Y hay más casos.
La disciplina en las Fuerzas Armadas japonesas era bastante estricta, ya que el sistema de adiestramiento y enseñanza del soldado, estaba regido por el Bushido, que obligaba a una obediencia ciega a los superiores y estaba impregnado de una brutalidad espeluznante. Otra cosa fueron, las rencillas y rivalidades que siempre existieron entre la Armada Imperial y el Ejército Imperial, que compitieron hasta el final de la guerra, y que dieron lugar a episodios de desobediencia entre los altos mandos de ambas ramas de las Fuerzas Armadas niponas.
Un saludo
Si, a veces el Ejército Imperial y la Armada Imperial parecían luchas más entres si que contra los aliados. Pero hay más casos de ruptura de la obediencia y ya dentro del propio ejército.
Un ethos del samurai distorsionado e inventado porque los verdaderos samurais no pensaban por lo general así, eran normalmente más pragmáticos.