La fecha fijada para la escapada a través del canal fue el 11 de febrero de 1942, durante un período de luna nueva de noches oscuras y mareas favorables que aumentarían la velocidad de los navíos alemanes.
Cerca de Puerto
La misma tarde del día 11 la ciudad de Brest fue acordonada de modo que nadie pudiese entrar o salir del área portuaria mientras los barcos acumulaban vapor, medida que impidió que un agente británico llegase a su equipo de radio oculto y enviase una advertencia a Londres. A las 21:45 los buques de la Kriegsmarine soltaban amarras, saliendo del puerto con dirección a la península de Cherburgo alcanzando rápidamente una velocidad de 25 nudos.
Como estaba previsto, era una noche oscura y brumosa. Mirando a popa desde el Scharnhorst, el almirante Ciliax podía entrever la silueta del Gneisenau y, detrás la del Prinz Eugen, ambos avanzando en perfecta formación. A sus costados navegaban seis destructores, que más tarde durante la noche, serían reforzados por más destructores, lanchas cañoneras, barreminas y otras naves de escolta provenientes de distintos puertos franceses.
El día 12 de febrero amaneció frío y gris, con neblina y nubes cargadas de lluvia. La escuadra alemana había cubierto ya 400 Km y, para alivio del almirante Ciliax, parecía haber pasado desapercibida. No se había detectado ningún submarino británico; los aviones de la RAF que normalmente patrullaban el Canal de la Mancha parecían haber pasado por alto la larga hilera de buques.
Con las primeras luces del día empezaron a llegar los cazas de Galland formando una pantalla aérea. Sobrevolando los navíos alemanes habría constantemente 16 cazas, y durante veinte minutos de cada hora, mientras se producían los relevos, estarían protegidos por 32 aviones. La primera parte del plan había salido a la perfección, lo que hizo que Ciliax temiera una trampa, pero había avanzado demasiado para hacer nada al respecto, había que seguir avanzando.
En realidad, los británicos aún no habían descubierto el convoy alemán. La neutralización de los radares se había llevado a cabo de manera tan ingeniosa que los operadores británicos a lo largo de la costa de Kent habían tomado a los navíos alemanes por interferencias atmosféricas. Las escasas señales que llegaban no tenían mucha coherencia, y nadie transmitió los informes dispersos a los cuarteles supriores, donde se podría haber detectado una pauta.
Viene de Operación Cerbero (I) – El Plan